Por Maxim Macías

El satanismo puede resultar un camino de sombras cuando las dudas asaltan en el interior. Nos juzgamos, dudamos de nosotros mismos y en ocasiones podemos dudar del camino de la mano izquierda. Es en ese momento cuando nos ponemos en contacto con nuestros verdaderos demonios internos y no podemos escapar de ellos. Estos demonios forman parte del camino y en realidad están en nuestro interior para aprender y hacernos más fuertes.

Nos creemos valientes y tenemos miedos, nos creemos mejores que el otro, o peores y nos identificamos con una mentira. Nos identificamos con la idea de lo que creemos que somos, cuando somos muchas más cosas. Podemos pretender salvar el mundo mientras escapamos del propio, o destruir a los demás por no saber destruir lo que nos molesta en el interior. Estoy casi seguro de que todo satanista ha tenido alguna crisis interna en este sentido…

… pero este camino tiene una luz llamada Lucifer. Lucifer nos muestra a cada paso que ese vacío interior y esas dudas existen en nosotros porque nosotros les dejamos sitio. Podemos tomar a Lucifer como un arquetipo a seguir y comprenderlo. Permitir que Lucifer despierte en tu interior, es permitirte darte cuenta también de tus propias sombras. Es encender la luz del autoconocimiento dándote cuenta de lo que es real y lo que es una mentira. Dándote cuenta de lo que es realmente lo importante, tú mismo y nada más.

Pero créetelo!!!

No podemos perdernos con ideas de esto es bueno o esto es malo, me siento culpable y no soy capaz de responsabilizarme,esto es lo que quiero hacer y esto lo que debería hacer, pues nos pasaríamos la vida agachando la cabeza y haciendo lo que quieren otros. Seamos egoístas y miremos por lo que realmente nos alimenta y nos construye.

“El ángel Lucifer, al darse cuenta de la mentira en la que vivía se rebeló contra ella, pero no perdió, se despertó y cuando abrió los ojos tenía los pies en la tierra y no en las nubes”. Eso es tomar conciencia de las sombras, bajar de las nubes al suelo y mirar por uno mismo, desaprender los adoctrinamientos, rebelarse contra lo que no queremos o no nos gusta y aceptar nuestra verdadera naturaleza. Es despertar en lo real y no vivir en la fe ciega, la suspicacia, el miedo, la superstición y el autoengaño. Es volver a ser el protagonista y único Dios de tu vida.

Lucifer es la luz, es la Libertad.